20th Century Fox

La Profecía: La verdad detrás de la maldición en el set de la cinta

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La película de Richard Donner bien podría ganarse la medalla de filmes malditos de Hollywood

La Profecía (1976) no solo se ha colocado como una de las cintas más aterradoras de todos los tiempos, sino que los eventos ocurridos detrás de cámaras la convierten en una de “las cintas malditas de Hollywood”.

Bajo la dirección de Richard Donner, Gregory Peck, Lee Remick y Harvey Stephens protagonizan la película sobre un matrimonio de las altas esferas políticas de Estados Unidos que acaba de perder un bebé, y deciden adoptar a un pequeño huérfano sin conocer su origen… claro, todo tipo de sucesos sobrenaturales y estremecedores comenzarán a tomar lugar.

Pues debes saber que la historia detrás del rodaje es incluso más aterradora que la trama. Para empezar, el Vaticano se opuso a su realización, pues apelaban a que la producción sólo perseguía el morbo y los fines económicos y que Anton La Vey, fundador de la Iglesia de Satán, visitó al director para advertirle lo que podría pasar al realizar la cinta, pues la muerte rondaba el proyecto.

Ojalá esta advertencia fuera en vano, pero el hijo de Gregory Peck se suicidó poco antes del rodaje. Además, cuando el protagonista iba camino al set, un rayo impactó su avión y, si no fuera lo suficientemente aterrador, al avión en el que viajaba el productor también le cayó un rayo. Afortunadamente ambos salieron ilesos.

También se dice que la producción había rentado un avión para hacer tomas aéreas, pero finalmente les asignaron una nave diferente y ésta se estrelló antes de despegar, lo cual resultó en el fallecimiento de los que iban a bordo.

Por si fuera poco, el productor se salvó de una bomba que puso el grupo terrorista IRA en el hotel en donde se hospedaba durante el rodaje.

Si aún sigues excéptico, basta recordar que pocos meses después del estreno, John Richardson, quien estaba a cargo de los efectos especiales, tuvo un choque en donde murió su asistente, y al voltear, se dio cuenta de un señalamiento de tránsito en donde se leía “Ommen 66.6”, como el título de la cinta en inglés.

¿Escalofríos? Nosotros sí, y muchos.