Barbora Skrlova, el tétrico caso real que inspiró La huérfana

Seguramente la Huérfana (2009) -disponible en HBO Max- te dejó sin dormir por días, y es que nos dimos cuenta de lo francamente ominosa que resulta la trama: una pareja adopta a una niñas de ocho años y poco a poco se dan cuenta de que se trataba de una mujer de 33 años con trastornos mentales y una condición llamada hipopituitarismo.

Para hacer el caso aún más tétrico, si creías que no se podía, debes saber que la trama está basada en un caso real que ocurrió en la República Checa en el 2007.

La historia de Barbora Skrlova inspiró la cinta protagonizada por Vera Farminga, Isabelle Fuhrman y Peter Sarsgaard, y como ocurre en la película, Barbora tenía una condición llamada hipopituitarismo, en donde no se producen algunas hormonas, como por ejemplo la hormona del crecimiento, y por esto, a pesar de ser una mujer adulta, Barbora parecía una adolescente de trece años.

Según lo que se sabe de su historia e infancia, la mujer ingresó a un hospital psiquiátrico cuando era adolescente al presentar rasgos psicopáticos, y más tarde, haría uso de su condición para hacerse pasar por niña durante su vida adulta.

Así, Barbora vivió con diferentes familia que la adoptaron, como es el caso de las hermanas Klara y Katherina Mauerová, y Klara conoció a Barbora en la universidad, cuando la supuesta “niña” le contó que no tenía a dónde ir, pues había escapado de un refugio en donde la maltrataban; así que las hermanas decidieron adoptarla.

Todo comenzó a tornarse un poco extraño cuando Barbora empezó a presentar signos de celos por la atención que Klara le brindaba a sus hijos, así que a menudo los inculpaba de cosas que ella misma hacía.

En una ocasión, intentó convencer a las hermanas de unirse a la secta religiosa “El Santo Grial” a donde ella pertenecía; un grupo en donde se promovía el incesto, el canibalismo y la promiscuidad.

Barbora llegó a esconder una jaula de hierro en donde metía a los niños de Klara desnudos; y años después en un juicio, los chicos alegaron que eran golpeados por las tres mujeres, Barbora, su madre y su tía.

A la mujer la descubrieron las autoridades por mera casualidad cuando la señal del monitor de los vecinos se cruzó con una cámara de video que instaló Barbora para ver qué hacían los niños cuando ella no estaba; pero cuando intentaron detenerla, ella ya había huído a Noruega, se había cortado el pelo, y se hacía pasar por un adolescente llamado Adam.

Poco después, la familia que la adoptó y sus profesores en el colegio comenzaron a sospechar de ella, y aunque intentó escapar, fue remitida a las autoridades.

Klara fue condenada a 12 años de prisión; Katherina a 10 años y Barbora fue condenada a solo cinco años. Actualmente, se encuentra en libertad.